martes, 15 de noviembre de 2016

CIRUGÍA EN GRECIA Y EN LA EDAD MEDIA



MEDICINA HIPOCRÁTICA (GRECIA S. IV A.C)

El exponente clásico fue Hipócrates (460-356, a.C.), y entre sus aportaciones puede mencionarse que le dio carácter de razón a la medicina. Ejerció este arte en Tesalia, fundó el Centro Médico en Cos y fue autor del Corpus Hipocraticum, que consta de 72 libros reunidos en Alejandría e integrados en seis tomos. La parte dedicada a la cirugía trata de las articulaciones, fracturas, heridas de cabeza, heridas en general, hemorroides, así como también, fístulas.

Sólo admitía la cirugía en caso de extrema necesidad. Hipócrates planteó el carácter científico de la medicina al señalar que: “Ninguna enfermedad es mística, sino que todas tienen causas naturales”, con lo cual refutó la idea acerca de que la epilepsia era una enfermedad sagrada, demostrando que se trataba de una enfermedad basada en lesiones anatómicas luego de disecar el cerebro de una cabra. Introdujo el espíritu metodológico en la observación del enfermo y estableció el principio primum non nocere (“lo primero es no dañar”), concepto vigente hasta nuestros días. Es especialmente famoso su juramento, que plantea la actitud ética que debe observar el médico.

ALEJANDRÍA

Protagoniza la excepción en el siglo III antes de Cristo cuando Galeno, por su paso por Alejandría, se forma en la práctica quirúrgica que abandonará al marchar a Roma como médico de la Aristocracia llegando a decir allí que la cirugía “sólo era una forma de tratamiento” lo que subordina al cirujano al médico.Debido a la falta de conocimientos no es posible llevar a cabo la cirugía como tal, pero se dan los primeros pasos. Se convierte en el centro universal de la cultura. Entre los representantes de esta época puede citarse a Herófilo, quien realiza estudios en próstata, duodeno, hioides y ojo; Erasístrato, quien se encarga de estudiar la anatomía del sistema nervioso central; Cornelio Celso, conocido por sus libros, en los cuales relata operaciones oculares, tratamiento de verrugas, hidroceles, várices y tallas vesicales, entre otras.

EDAD MEDIA

Cronológicamente, se inició con la caída del Imperio Romano a manos de los bárbaros en el año 476, después de Cristo. Prevalecía el cristianismo y todos los fenómenos se atribuían a Dios o a Satán; las causas orgánicas no importaban, lo que significó un retroceso en relación con los dogmas hipocráticos.

El alquimista y el astrólogo eran las personas más consultadas. La iglesia prohibía la disección de cadáveres, lo que terminó en 1480. La cirugía se consideraba una práctica bárbara, condenada por la iglesia. Los barberos afeitaban y cortaban el pelo, abrían los abscesos superficiales, realizaban sangrías y aplicaban ventosas, cauterizaban y curaban las heridas de arma blanca, así como las fracturas y luxaciones.

Surgieron escuelas de medicina en Salerno, Montpellier, Nuremberg, Padua y París. Los dos representantes de la escuela de Salerno fueron Roger y Rolando, en el siglo XIII, quienes transcribieron textos de Hipócrates. Estos personajes utilizaban la esponja soporífera, empapada con una mezcla de opio, beleño, jugo de moras y de lechuga, de mandrágora y de hiedra con fines anestésicos. Apoyaron la llamada supuración loable, a partir de una mala interpretación de los textos de Hipócrates; pensaban que lo mejor era agregar a las heridas toda una serie de pomadas que provocaran la salida de pus, sin lo cual la cicatrización no se llevaba a cabo.

En el siglo XIII hubo dos cirujanos notables: Guillermo Salicetti (1201-1277), quien intenta luchar contra el método del hierro candente y prefería utilizar el cuchillo, y Lanfranc, en cuya obra Chirurgia magna (1296) planteó la intubación de esófago y la sutura de los nervios cortados, recomendó la sutura intestinal y aportó indicaciones detalladas para trepanación craneal en caso de fractura.

En el siglo XIV, las escuelas francesas fueron las de mayor renombre, en especial en París. En esa época se distinguieron dos personajes: Henry de Mondeville (1260-1320), a quien se le atribuye el inicio de los métodos ahora utilizados en la curación de las heridas, ya que recomendaba no sondar las heridas ni cubrirlas con pomadas o ungüentos, ni hacer curaciones raras con bálsamos, sino embeberlas únicamente con un buen vino fuerte tan caliente como pudiera soportar el paciente. Fue clérigo, al igual que Chauliac y Lanfranc, y médico de Felipe IV, El Hermoso, y Luis X, El Testarudo, reyes de Francia. El segundo exponente fue Guy de Chauliac (1300-1370), profesor de medicina de la Universidad de Montpellier; expresaba que todo artesano está obligado a saber o conocer la materia que trabaja, de otra forma yerra su labor, con lo cual daba a entender que era necesario, como cirujano, conocer a la perfección la anatomía.

Chauliac fue de los primeros que consiguió disecar cadáveres y poseía un sentido moral mucho más elevado que sus compañeros; consideraba que: “el cirujano debe ser cuidadoso con los enfermos, benévolo, compasivo y no extorsionador del dinero”. A pesar de esto, su obra contiene errores muy grandes; recomendaba la castración con el fin de curar la hernia; fue partidario de la metodología árabe, y así empleaba la cauterización y usaba en exceso las pomadas, los bálsamos y los apósitos. Otros hombres ilustres fueron: John de Ardene (1306-?), quien escribió un tratado sobre fístulas del ano; Juan Yperman (1295-1351), cirujano holandés, ampliamente reconocido en todo Flandes, y Mondino Deluzzi, nacido en Bolonia, quien escribió su Anatomía en 1316 pero que se imprimió hasta 1478; en este trabajo describe sus propias observaciones en las necropsias que realizó, aunque no corrigió algunos de los errores descritos por Claudio Galeno (Pérgamo, 131 a 201, d.C., Roma).

Fig. 2-1 La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp








Berengario de Capri efectuó disecciones en cadáveres y publicó un grueso volumen de mil hojas que incluye esbozos de ilustraciones de anatomía humana. En Francia, centro mundial de la ciencia, el médico llevaba vestiduras largas y bonete cuadrado, y el barbero cirujano usaba ropa corta. Los cirujanos intentaban reaccionar; en 1268 consiguieron la fundación de la cofradía de San Cosme, cuyos miembros se consideraban la élite de la profesión; eliminaron las labores de barbero e intentaron llevar la ropa larga. Pretendieron controlar a los barberos, y más tarde un decreto de Felipe, El Hermoso (1311), les otorgó la autoridad para examinar a cualquiera que quisiera practicar la cirugía. Estos cirujanos fueron atacados por la Facultad de Medicina, querella que duraría dos siglos más. Curiosos personajes eran los cirujanos ambulantes, quienes ofrecían sus servicios en feudos y castillos, bien retribuidos en sus éxitos y sancionados en sus fracasos, al punto de que algunos pagaron con su vida. Tenían especialidades, como los Branca (padre e hijo) en nariz y los Norsini en hernias.

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